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SEPSIS Y FALLA MULTIORGÁNICA |
Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica
Es la respuesta inflamatoria sistémica ante agresiones
graves. Se caracteriza por dos o más de los
siguientes signos:
- Temperatura>38 °C o<36 °C.
- Frecuencia cardíaca>90 lat/min.
- Frecuencia respiratoria > 20 resp/min o pCO2<32mmHg.
- Leucocitos > 12.000/mm3 o < 4.000/mm3 o>10% de formas inmaduras
La definición actual de SRIS lo valora como
una forma maligna de inflamación intravascular
o, lo que es lo mismo, como una respuesta rápida
y ampliada, controlada humoral y celularmente
(complemento, citocinas, coagulación, medidores
lipídicos, moléculas de adhesión, óxido nítrico)
y desencadenada por la activación conjunta de
fagocitos, macrófagos y células endoteliales. El
SRIS se caracteriza por una excesiva activación
de la cascada inmunoinflamatoria y puede conducir
a una reducción generalizada del aporte de
oxígeno, con depleción del trifosfato de adenosina
(ATP), lesión celular y muerte. La persistencia de
una situación proinflamatoria sistémica (SRIS)
induce la aparición del síndrome de disfunción
multisistémica.
Síndrome de falla multiorgánica
Se define como la presencia de alteraciones
agudas en diferentes órganos y sistemas de un
paciente que impiden que la homeostasis pueda
mantenerse sin intervención. Su escala de valoración se denomina Sequential Organ Failure Assessment
(SOFA). De acuerdo con ella, se
considera que existe disfunción de un órgano o
sistema si la puntuación individual es inferior a 3,
y fallo de órgano o sistema si es igual o superior a
3. Por otra parte, a la hora de interpretar los datos
obtenidos de la puntuación SOFA debe tenerse
en cuenta que un SOFA total superior a 15 tiene
una mortalidad de más del 90%, y que el fallo
de tres o más órganos (o sistemas) definidos por
una puntuación igual o superior a 3 conlleva una
mortalidad de más del 80%.
El FMO incluye una serie de disfunciones o
fallos de órganos, en cadena, que suele iniciarse
por el distrés respiratorio agudo (SDRA) y constituye
un cuadro de elevada mortalidad (entre el
26 y el 98% de los pacientes), dependiendo del
número de órganos afectados y de la gravedad y
duración de la afectación.
Actualmente se reconocen dos patrones de
disfunción multiorgánica secundarios al SRIS.
Una respuesta inflamatoria descontrolada se
sigue al cabo de 24 a 72 h de una insuficiencia
respiratoria aguda. La lesión pulmonar aguda
(LAP) o el SDRA suelen indicar la transición del
SRIS al SDMO. De ese punto arrancan los dos
tipos de SDMO:
- En pacientes traumatizados y quemados el LAP/SDMO suele acompañarse de encefalopatía y de trastornos hematológicos (anemia, leucopenia, trombocitopenia y coagulación intravascular diseminada) a la que se añaden fallos gastrointestinales (hemorragia digestiva, íleo, pancreatitis o colecistitis alitiásica). Los fallos hepático y renal suelen aparecer de forma tardía e indican situación preterminal.
- El segundo patrón aparece preferentemente en pacientes sépticos o que han desarrollado un cuadro de shock. En estos casos, la aparición de SDMO es más temprana, y tras la aparición del SDRA suelen presentarse el fallo renal y la disfunción hepática.
Definición de sepsis
La sepsis o septicemia es una afección médica grave, causada por una respuesta inmunitaria fulminante a una infección. El cuerpo libera sustancias químicas inmunitarias en la sangre para combatir la infección. Estas sustancias químicas desencadenan una inflamación generalizada, la cual produce coágulos de sangre y fugas en los vasos sanguíneos. Como resultado, se altera la circulación sanguínea lo que, a su vez, priva a los órganos de nutrientes y oxígeno, y causa daños en los órganos.
Sepsis severa
Sepsis asociada con disfunción orgánica, hipoperfusión o hipotensión que responde a líquidos La hipoperfusión o anormalidades en la perfusión pueden incluir (pero no se limitan a) acidosis láctica, oliguria o alteraciones agudas en el estado mental.
Choque septico
Hipotensión inducida por sepsis a
pesar de la adecuada reanimación hídrica,
con anormalidades en la perfusión
que pueden incluir, pero no están limitadas,
acidosis láctica, oliguria o alteración
aguda del estado mental
Fisiopatología
Una vez que se conocen las definiciones y
los criterios que comprenden el síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica y la sepsis, es
importante entender los mecanismos fisiopatológicos
que los desencadenan, ya que no sólo la virulencia de los microorganismos desencadenantes
conlleva a la respuesta sistémica, más
bien es la cascada de citocinas que desencadena.
Se describen tres fases en el desarrollo del SRIS
- En la fase I se liberan localmente citocinas que inducen la respuesta inflamatoria, reparan los tejidos y reclutan células del sistema reticuloendotelial.
- En la fase II se liberan citocinas a la circulación para aumentar la respuesta local. Se reclutan macrófagos y plaquetas y se generan factores de crecimiento. Aparece una respuesta de fase aguda, con disminución de los mediadores proinflamatorios y liberación de los antagonistas endógenos. Estos mediadores modulan la respuesta inflamatoria inicial. Esta situación se mantiene hasta completar la cicatrización, resolver la infección y restablecer la homeostasis
- Si la agresión es importante y/o se mantiene en el tiempo, aparece la fase III o de reacción sistémica masiva. Las citocinas activan numerosas cascadas humorales de mediadores inflamatorios que perpetúan la activación del sistema reticuloendotelial, con pérdida de la integridad microcirculatoria y lesión en órganos diversos y distantes.
La infección sistémica por bacterias gramnegativas
es la situación que más se estudia en
modelos experimentales y humanos. El factor
de virulencia más constante de estos microorganismos
gramnegativos es una endotoxina que
forma parte de la membrana celular externa de
la bacteria, es un lipopolisacárido que se libera
hacia el torrente sanguíneo cuando hay lisis
bacteriana. La respuesta inicial del huésped
es liberar un reactante hepático de fase aguda
denominado proteína fijadora de lipopolisacá-
rido, que tiene un peso aproximado de 65 kDa
y concentraciones séricas de 2-20 μg/mL, pero
puede incrementarse hasta 100 μg/mL en caso
de inflamación sistémica. Esta proteína fijadora
de lipopolisacárido forma un complejo con el
lipopolisacárido bacteriano que cataliza la unión
de éste al receptor CD14 en el macrófago, lo que
resulta en síntesis de citocinas proinflamatorias.
Otro papel de la proteína fijadora de lipopolisacárido
es unir este último con lipoproteínas
de alta densidad, lo que neutraliza el lipopolisacárido
y, en teoría, se logra el equilibrio
durante la endotoxemia. La proteína fijadora de
lipopolisacárido también tiene efectos de opsonización
que facilitan la fagocitosis de bacterias
gramnegativas.
La respuesta inmunitaria es correctamente controlada
y por lo general se autorregula de manera
efectiva para limitar las infecciones y promover
la reparación celular y tisular. Normalmente
este equilibrio se da a través de la cascada de
citocinas: proinflamatorias, como el TNF-a, las
interleucinas 1 y 12 y el interferón gamma, y
señales antiinflamatorias, como interleucinas 10,
4 y 6 y el factor de crecimiento transformador
beta, el antagonista del receptor de interleucina
1 y algunas prostaglandinas.
En el caso de que
predomine la respuesta proinflamatoria sobreviene
la sepsis; sin embargo, en el caso de que
predomine la respuesta antiinflamatoria ocurre
un estado de inmunosupresión relativa.
Durante la sepsis las células endoteliales pierden
trombomodulina y heparansulfato (que actúa
como cofactor para la antitrombina III), se incrementa
la síntesis de factor tisular que impide
la activación de proteína C que, al igual que su
cofactor, la proteína S inactiva los cofactores para
la respuesta procoagulante, principalmente los
factores Va y VIIIa, lo que modifica el equilibrio
procoagulante-anticoagulante con franco predominio
procoagulante, que provoca trombosis
microvascular en diversos órganos, hipoperfusión
celular y disfunción orgánica múltiple. Ahora bien, es importante determinar cómo
los procesos inflamatorios sistémicos llevan
a un estado de vasodilatación generalizada y
está determinado principalmente por el óxido
nítrico (NO). La síntesis del óxido nítrico por la
célula endotelial, catalizada por la familia de las
óxido nítrico sintasas a partir del aminoácido Larginina,
es responsable del tono vasodilatador,
esencial para la regulación de la presión arterial
y una síntesis excesiva puede ser responsable
de la hipotensión resistente del choque séptico.
Las citocinas proinflamatorias estimulan la liberación
masiva endotelial de esta sustancia al
inducir la expresión de una isoforma, diferente
de la habitual, de la enzima sintasa de óxido
nítrico. Además, esta liberación desmesurada
de óxido nítrico desencadena un mecanismo de
actuación diferente del habitual.
En condiciones
fisiológicas, el óxido nítrico ejerce sus efectos
mediante la activación de la fracción soluble de
la enzima guanilato ciclasa, con el consiguiente
aumento en la concentración del segundo mensajero
guanosina monofosfato cíclico (cGMP).
En este nuevo marco hiperproductor, el óxido
nítrico actúa independientemente de la cGMP,
ya sea aumentando la ribosilación de ADP en
las proteínas plaquetarias, inactivando enzimas mitocondriales, o dañando el ADN, en definitiva,
causando daño celular intenso irreversible en la
microcirculación, lo que lleva a la vasodilatación
generalizada y, por ende, a un estado de hipoperfusión
generalizada que produce un estado
de choque
Otro mecanismo fisiopatológico que puede originar
sepsis es la insuficiencia suprarrenal relativa
o asociada con sepsis, éste es el resultado de la
supresión del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal
por citocinas proinflamatorias. La endotoxemia
que resulta durante la sepsis estimula la producción
de interleucinas 1 y 6 y el TNF-a. Las interleucinas
1 y 6 son activadores hipotalámicos que aumentan
la liberación de la hormona liberadora de corticotropina,
lo que aumenta la secreción de cortisol,
el TNF-a es inductor de la secreción de hormona
adrenocorticotropa, pero deteriora la liberación
de la hormona adenocorticotropa inducida por la
hormona liberadora de corticotropina, lo que conlleva
a la insuficiencia suprarrenal relativa, donde
la expresión clínica más severa en los pacientes con
sepsis es la baja respuesta a aminas vasopresoras.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones de la respuesta séptica suelen superponerse a los síntomas y signos de la enfermedad subyacente y de la infección primaria del paciente. Tales manifestaciones clínicas son
- La fiebre
- La hiperventilación a menudo es un signo precoz.
- La hipotensión
- Náuseas
- Vómitos
- Diarrea
- Hipoxia
- Hiperglucemia
- Hipoglucemia
Diagnóstico
Los hallazgos
de significado diagnóstico en un paciente en el que se sospecha o se ha demostrado una infección consisten en fiebre o hipotermia, taquipnea, taquicardia y leucocitosis o leucopenia otros datos que también
sugieren el diagnóstico son la alteración aguda del estado mental, trombocitopenia o hipotensión. No obstante, la respuesta séptica puede ser bastante variable. En un estudio, el 36% de los pacientes con septicemia grave tenía temperatura normal, 40% presentaba frecuencia respiratoria normal, 10%
tenía frecuencia del pulso normal y 33% presentaba un recuento leucocitario normal. Además, las respuestas sistémicas de los pacientes con otras enfermedades pero sin infección pueden ser similares a las respuestas típicas de la septicemia. Las etiologías no infecciosas del SIRS (cuadro 254-1) son pancreatitis, quemaduras, traumatismos, insuficiencia suprarrenal, embolia pulmonar, aneurisma aórtico disecante o roto, infarto de miocardio, hemorragia oculta, taponamiento cardíaco, síndrome posderivación cardiopulmonar, anafilaxis y sobredosis de fármacos o drogas.
El diagnóstico etiológico definitivo requiere el aislamiento del microorganismo en la sangre o en un foco infeccioso local. Para los cultivos deben extraerse al menos dos muestras de sangre (10 ml cada una), procedentes de punciones venosas realizadas en lugares distintos. La bacteriemia por gramnegativos generalmente es de baja intensidad (menos de 10 microorganismos/ml de
sangre), por lo que para establecer el diagnóstico pueden ser necesarios varios hemocultivos o una incubación prolongada de los mismos; en la mayor parte de los casos, S. aureus crece con facilidad y es detectable en los hemocultivos en las primeras 48 h. Sin embargo, en muchos casos los hemocultivos son negativos, lo que puede ser consecuencia de un tratamiento previo con antibióticos, de la existencia de microorganismos exigentes o de crecimiento lento, o de la ausencia de invasión microbiana del torrente sanguíneo. En estos casos, para confirmar la etiología microbiana serán necesarios la tinción de Gram y el cultivo del material obtenido del foco primario de infección o de las lesiones cutáneas infectadas. Es necesario examinar cuidadosa y repetidamente la piel y las mucosas en busca de lesiones que puedan facilitar alguna información diagnóstica. En los casos de bacteriemias masivas (p. ej., septicemia neumocócica en pacientes esplenectomizados o meningococemias fulminantes), los microorganismos pueden ser visibles en las extensiones de la capa leucocitaria de una muestra de sangre periférica.
Pruebas diagnósticas.
Los hallazgos
de significado diagnóstico en un paciente en el que se sospecha o se ha demostrado una infección consisten en fiebre o hipotermia, taquipnea, taquicardia y leucocitosis o leucopenia otros datos que también
sugieren el diagnóstico son la alteración aguda del estado mental, trombocitopenia o hipotensión. No obstante, la respuesta séptica puede ser bastante variable. En un estudio, el 36% de los pacientes con septicemia grave tenía temperatura normal, 40% presentaba frecuencia respiratoria normal, 10%
tenía frecuencia del pulso normal y 33% presentaba un recuento leucocitario normal. Además, las respuestas sistémicas de los pacientes con otras enfermedades pero sin infección pueden ser similares a las respuestas típicas de la septicemia. Las etiologías no infecciosas del SIRS (cuadro 254-1) son pancreatitis, quemaduras, traumatismos, insuficiencia suprarrenal, embolia pulmonar, aneurisma aórtico disecante o roto, infarto de miocardio, hemorragia oculta, taponamiento cardíaco, síndrome posderivación cardiopulmonar, anafilaxis y sobredosis de fármacos o drogas.
El diagnóstico etiológico definitivo requiere el aislamiento del microorganismo en la sangre o en un foco infeccioso local. Para los cultivos deben extraerse al menos dos muestras de sangre (10 ml cada una), procedentes de punciones venosas realizadas en lugares distintos. La bacteriemia por gramnegativos generalmente es de baja intensidad (menos de 10 microorganismos/ml de
sangre), por lo que para establecer el diagnóstico pueden ser necesarios varios hemocultivos o una incubación prolongada de los mismos; en la mayor parte de los casos, S. aureus crece con facilidad y es detectable en los hemocultivos en las primeras 48 h. Sin embargo, en muchos casos los hemocultivos son negativos, lo que puede ser consecuencia de un tratamiento previo con antibióticos, de la existencia de microorganismos exigentes o de crecimiento lento, o de la ausencia de invasión microbiana del torrente sanguíneo. En estos casos, para confirmar la etiología microbiana serán necesarios la tinción de Gram y el cultivo del material obtenido del foco primario de infección o de las lesiones cutáneas infectadas. Es necesario examinar cuidadosa y repetidamente la piel y las mucosas en busca de lesiones que puedan facilitar alguna información diagnóstica. En los casos de bacteriemias masivas (p. ej., septicemia neumocócica en pacientes esplenectomizados o meningococemias fulminantes), los microorganismos pueden ser visibles en las extensiones de la capa leucocitaria de una muestra de sangre periférica.
Pruebas diagnósticas.
- Para confirmar el diagnóstico de SRIS y los procesos sépticos, a demás de los datos clínicos se requiere documentar el la citología hemática la presencia de: leucosistosis >12,000, 0 leucopenia <4,000 o bandemia 10%.
- En el paciente con sepsis, sepsis grave o choque séptico en ausencia de diabetes puede presentarse hiperglucemia con valores sérios >120mg/dl o >7.7mmol/L, como consecuencia de alteraciones metabólicas como respuesta al proceso inflamatorio, en caso de la alteración se debe realizar un monitoreo de los valores séricos.
- Los reactantes de fase aguda como la proteína C reactiva se elevan como respuesta del proceso inflamatorio >2 desviación estándar de su valor normal o >50mg/L
- La hiperlatasidemia pude ser un indicador de hipoperfusión en pacientes normotensos >1mmol/L. Es indispensable contar con la determinación del lactato, cuando nos es posible se utiliza el defisit de base como medida equivalente. Se recomienda efectuar la determinación de la creatinina sérica en forma seriada, así como calcular la depuración de la creatinina. Para evitar el daño renal se recomienda mantener el flojo sanguíneo renal en límites aceptables por medio de la administración de líquidos así como de vasoconstrictores(noradrenalina).
- Como consecuencia de la inflamación sistémica en la sepsis, existe una interdependencia entre la vía inflamatoria y la coagulación, encontrándose un incremento del INR >1.5 o TTPa >60" efectue la cuantificación y el monitoreo de la pruebas de coagulación.
- Se debe realizar toma de hem,ocultivos en forma obligada previo al inicio de la terapia antimicrobiana, cuando se sospecha de infección relacionada a catéter vascular, se recomienda efectuar la toma de hemocultivos central y al menos un periférico por punción venosa y valorar el retiro de este dispositivo de acuerdo a la evolución del paciente o en función del germen identificado.
Tratamiento
- La reanimación inicial debe ser intensa en las primeras 24hr con líquidos, para mantener una presión arterial media y flujo cardiaco razonable, se recomienda iniciar con soluciones cristaloides >1000ml, o coloides 300 a 500ml, en un lapso de 30min y ajustar de acuerdo a las metas hemodinámicas. En caso de existir falla cardiaca habrá que disminuir la velocidad de administración.
- Una vez estabilizado el paciente, el manejo con líquidos en pacientes con daño pulmonar agudo/sindrome de insuficiencia del adulto debe ser conservador si no hay datos de hipoperfusión.
- Las meta de la reanimación en sepsis grave y choque sépsico incluyen:
- presión venosa central (PVC) 8-12 mmhg
- Presión arterial media (PAM) >65 mmhg
- Gasto urinario (GU) 0.5ml/kg/hr
- Saturación de oxigeno de sangre venosa (SATV) >70% O saturación de oxigeno venosa mezclada (SALV mezclada) >65%
- Una vez resuelta la hipoperfusión cuando no exista isquemia miocárdiaca, hipoxemia grave, hemorragia aguda, enfermedad cardiaca cíanotica o acidosis láctica se recomienda la tranfusión de consentrados heritrocitarios cuando la hemoglobina se encuentre por debajo de 7.0g/dl el objetivo es mantenerla entre 7 y 9g/dl.
- Cuando no exista hemorragia o no planee realizar procedimientos invasivos, aunque existan transtornos de coagulación, no utilizar plasma fresco congelado.
- Si en las primeras 6hr de reanimación con líquidos no se logran las metas, se recomienda iniciar la administración de vasopresores para mantener una PAM >65mmhg. El vasopresor de primera elección es la dopamina o norepinefrina, la dopamina no debe utilizarse a dosis bajas para mantener la función renal.
- Si no hay respuesta a otros vasopresores se puede agregar vasopresina más norepinefrina para obtener un efecto equivalente a dosis altas de norepinefrina en pacientes con choque séptico refractario.
- Se recomienda usar dobutamina en pacientes con disfunción miocárdica manfestada por gasto cardiaco bajo y presiones de llenado elevadas.
- Si la hipotensión persiste a pesar de la reanimación con líquidos y del uso de vasopresores, se recomienda el uso de hidrocortisona de 200 a 300mg/dia por 7 días divididas en 3 o 4 dosis o por infusión continua; NO debe utilizarse a dosis mayores de 300mg diarios.
- La fludocortisona vía oral (50ug) es el corticosteroide de elección cuando no se dispone de hidrocortisona. No utilizar dexametasona o metilprednisolona para sustituir a la hidrocotisona en el tratamiento de la hipotensión en sepsis grave o choque séptico.
- Utilizar tratamiento anti microbiano empírico en cuanto se obtenga una vía permeable útil dentro de la primera hora de manejo. Se debe tomar en cuanta la cobertura contra bacterias y hongos en aquellos pacientes que tienen un alto riesgo de candidiasis invasiva.
- Se han considerado 3 entidades prioritarias que requieren inicio inmediato de terapia antimicrobiana empírica: sepsis(primaria y secundaria), neumonía(adquirida en la comunidad o nosocomial) e infecciones intraabdominales. La combinación de antimicrobianos contra microorganismos Gram negativos cuando se utiliza en las primeras horas, tiene un efecto sinergista, lo que reduce la emergencia de resistencia bacteriana o superinfecciones.
- En caso de usar monoterapia como terapia empírica antimicrobiana inicial se recomienda el uso de carbapenémicos o
el uso de cefalosporinas de trecera o cuarta generación, evaluando el riesgo de inducción de resistensia por bacteremasas de espectro extendido.
El uso de carboxipenisilinas de espectro extendido o ureidopenisilinas combinadas con inhibidores de BLEEs.
- Se debe utilizar PEEP(presión positiva al final de la espiración) a partir de 5cm H2O e ir ajustando de 2 a 3cm H2O cada vez, hasta que se pueda mantener una oxigenación adecuada y no se presenten efectos hemodinámicos adversos.
- Los pacientes con ventilación mecánica deben mantenerse con la cabeza elevada a 30º o 45º para disminuir la incidencia de neumonía asociada a ventilación mecánica, a menos que exista alguna contraindicación.
- No se recomienda de manera rutinaria el uso de catéter de flotación en pacientes con daño pulmonar.
- Los pacientes que cursen con hiperglucemia requieren manejo a base de infusión de insulina intravenosa iniciada a dosis bajas y debe ajustarse de acuerdo a la respuesta de cada paciente, para mantener los niveles de glucosa por debajo de 150mg/dl, si hay hipoglucemia dar manejo con soluciones glucosadas.
- No utilizar bicarbonato con asidosis láctica y PH>7.15, la proteína C activada recombinante humana(PArh) no debe usarse en pacientes con bajo riesgo de muerte, aquellos con APACHE ll <20 o con una sola falla orgánica.
- Los pacientes con sepsis grave, choque séptico que requieren ventilación mecánica deben recibir sedación y analgesia.
- De ser posible, se recomienda evitar el uso de neuromusculares en pacientes sépticos debido al riesgo de prolongar el bloqueo neuromuscular despúes de su retiro.
- Todos los pacientes con sepsis grave deben recibir profilaxis con bloqueadores H2 o inhibidores de la bomba de protones.
- Para no utilizar la descontaminación selectiva del tracto digestivo(DSD), se debe iniciar lo más tempranamente posible la alimentación enteral con el objeto de evitar la translocación bacteriana.
- Cuando se sospeche que pueden ser el foco de infección deben retirarse catéteres urinarios, tubos endotraqueales colonizados o cualquier otro dispositivo.
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