I. INTRODUCCIÓN.
Los sistemas de
transporte sanitario (TS) tienen sus orígenes históricamente, en acciones
militares. Así, ya en el siglo I a. C. los romanos utilizaban un sistema de TS
para evacuar los heridos del campo de batalla. En el siglo XI, durante las cruzadas,
los caballeros de San Juan auxiliaban a los heridos en el campo de batalla. Las
primeras ambulancias y hospitales de campaña fueron creados en España a
mediados del siglo XV por la reina Isabel la Católica. Fue Larrey (1.792),
cirujano jefe de Napoleón, el primero en crear las ambulancias para evacuar
rápidamente los heridos de guerra. A mediados del siglo XIX nace la Cruz Roja,
siendo muy importante para el desarrollo del TS. El primer TS aéreo ocurre
durante la guerra franco-prusiana, en 1.870, donde cientos heridos fueron
evacuados en globo. Ya en la Primera Guerra Mundial se crean las primeras
ambulancias aéreas. En Europa, durante los años 50, y obligados por la epidemia
de poliomielitis, se da un impulso a los sistemas de TS civiles. Hoy en día,
casi todos los países desarrollados, cuentan con sistemas de emergencias que se
encargan del TS. En España, desde inicio de los años 80, el transporte de
pacientes críticos es realizado por equipos especializados (061, SAMUR,...). I.
1 DEFINICIÓN.
Definimos TS, según Real
Decreto 1.211/1.990 en su artículo 133, como el que se realiza para el
desplazamiento de personas enfermas, accidentadas o por otra razón sanitaria,
en vehículos especialmente acondicionados al efecto.
I.2 CLASIFICACIÓN Y TIPOS
DE TRANSPORTE SANITARIO
Clasificamos el TS en
atención a diferentes criterios:
A/ Según el objetivo del
transporte:
A.1/
Transporte primario o extrahospitalario: Aquel que se realiza desde el lugar
donde se produce la emergencia hasta el hospital. Este tipo de transporte es el
objetivo fundamental de este tema.
A.2/
Transporte secundario o interhospitalario: El que se realiza desde un hospital
a otro.
A.3/
Transporte terciario o intrahospitalario: Dentro del propio hospital.
B/ Según el medio de
transporte utilizado:
B.1/ Transporte terrestre: Ambulancias.
B.2/ Transporte aéreo: Helicópteros o avión sanitario.
B.3/ Marítimo: Lanchas rápidas, barco-hospital.
En atención a la distancia
a recorrer habrá que preferir uno u otro medio de transporte: - Para distancias
inferiores a 150 Km. se recomiendan ambulancias terrestres o helicópteros
sanitarios.
- Entre 150 y 300 Km. el
medio de transporte óptimo es el helicóptero sanitario.
- Distancia entre 300 y
1.000 Km. hacen recomendable el uso del avión sanitario.
- Las superiores a 1000
Km. se benefician del traslado en avión de línea regular adaptado.
- Para determinadas
circunstancias especiales se dejan el barco ó ferrocarril.
C/ Según la situación
vital del enfermo:
C.1/ Transporte
de emergencia: debe realizarse de inmediato. Tiene prioridad absoluta.
C.2/
Transporte urgente: puede demorarse minutos u horas. Se trata de pacientes con
posible riesgo vital.
C.3/ Transporte demorable: se puede programar el transporte. No requiere
asistencia inmediata.
D/ Según el grado de
medicalización del sistema de transporte:
D.1/
Ambulancias no asistenciales: sin dotación para asistencia sanitaria. Utilizadas
para transportar pacientes en camilla.
D.2/ Ambulancias asistenciales: preparadas para asistencia sanitaria en
ruta:
a) No medicalizadas. Sin
personal facultativo. Puede proporcionar soporte vital básico.
b) Medicalizadas. Con
personal facultativo. Proporcionan soporte vital avanzado.
D.3/ Helicóptero sanitario.
D.4/ Avión sanitario.
II. FISIOPATOLOGIA DEL
TRANSPORTE SANITARIO.
La primera consideración a
tener en cuenta durante el TS, ya sea primario ó programado (secundario y
terciario), es el fuerte impacto psicológico que supone para el paciente
consciente. Este impacto se minimiza informando al enfermo, sí es posible, y a
familiares o acompañantes sobre las actividades terapéuticas que se llevaran a
cabo, él por qué del traslado, las dificultades del mismo, el tiempo aproximado
de llegada y el lugar de destino. Una vez señalado este aspecto debemos
considerar que movilizar a un paciente, independientemente del medio de
transporte utilizado, conlleva la acción de una serie de elementos externos
sobre él mismo, sobre el personal que le atiende e incluso sobre el material
utilizado. Estos factores conllevan unos cambios fisiológicos que pueden
agravar el estado del paciente, por lo que es importante conocerlos. Los
cambios fisiológicos se producen por efecto, entre otros, de la cinetosis, de
la gravedad, del ruido, de las vibraciones, de la temperatura, turbulencias y
altura.
II.1 CINETOSIS.
Su causa es una gran
sensibilidad a los estímulos en el laberinto del oído interno, aumentada por
los movimientos en dos ó más direcciones de forma simultánea. Afecta ó puede
afectar a pacientes conscientes y al personal sanitario. Para paliar en lo
posible sus efectos:
• Evitar, siempre que se
pueda, las carreteras en mal estado y con muchas curvas, realizando una
conducción prudente y regular.
• Algunos autores
propugnan administrar Dimenhidrinato u otros sedantes vestibulares al personal
afectado por cinetosis y a los pacientes conscientes 6
II.2 GRAVEDAD. ACELERACIÓN
DESACELERACION.
Los cambios de
velocidad durante el TS, tanto aumentos (aceleración) como disminuciones
(desaceleración) de la misma, ocasionan cambios fisiológicos en el organismo
que determinan una respuesta, consistente en el desarrollo de fuerzas de
inercia proporcionales a la masa del cuerpo. Las aceleraciones-desaceleraciones
provocan desplazamientos de líquidos y masas dentro del organismo. Estos
desplazamientos son captados por receptores orgánicos (propioceptivos,
baroreceptores, receptores del laberinto,...) provocando respuestas que pueden
ir desde alteraciones en la presión intracraneal, descenso en la tensión
arterial y aumento en la frecuencia cardiaca, hasta malestar general y cuadros
vagales. La importancia de estos efectos dependerá del sentido de la
aceleración; longitudinal (cefalocaudal), lateral ó transversal, ó
antero-posterior. En el TS terrestre la aceleración longitudinal es la de mayor
significación; siendo de mayor importancia las aceleraciones transversales ó
antero-posterior en el TS en helicóptero. Por todo lo anterior tendremos en
cuenta lo siguiente:
• Evitar en lo posible,
aceleraciones-desaceleraciones bruscas realizando una conducción regular y
prudente.
• La posición del paciente
variará según el tipo de TS:
- TS
terrestre. Paciente en decúbito-supino con la cabeza en el sentido de la
dirección de marcha.
- TS
aéreo. En posición transversal ó en el sentido contrario a la dirección de la
marcha.
• Correcto anclaje de la
camilla al vehículo y del paciente en la camilla, utilizando incluso el colchón
de vacío para su perfecta inmovilización.
• Utilización de cinturones
de seguridad por el personal acompañante.
• Correcta fijación y
protección del material y utilización de bombas de infusión para la
administración de drogas vasoactivas.
II.3 RUIDO.
Según el tipo de TS
utilizado, la fuente de ruidos y su nivel de intensidad variará. Así en el
transporte terrestre el ruido es originado principalmente por las sirenas de
las 7 ambulancias; aunque también hay que tener en cuenta el procedente del
tráfico de las carreteras, el material electromédico almacenado y el propio
ruido del vehículo. En el transporte aéreo, especialmente en los helicópteros,
el nivel de ruidos es muy alto, de hasta 110 db.
De lo expuesto
podemos concluir:
• Utilizar, sólo si es
imprescindible, las sirenas de las ambulancias.
• El ruido puede impedir
realizar determinadas actividades como la auscultación del paciente, la toma de
tensión arterial, la escucha de alarmas sonoras, etc. por lo que es conveniente
instalar medios de diagnóstico digitalizados (T.A., PO2,...).
• Teniendo en cuenta que
niveles de ruido de 70 db. Provocan alteraciones del sueño en adultos, y
cambios en la frecuencia cardiaca y vasoconstricción periférica en el neonato,
también puede provocar fenómenos de ansiedad y cuadros vegetativos; sería
conveniente tomar medidas de protección acústica para el paciente, sobre todo
en el TS aéreo.
II.4 VIBRACIONES.
La vibración es una forma
alternante y repetitiva de movimiento. Constituye una forma de energía
transmisible al ser humano que puede ser causa de efectos adversos e incluso llegar
a ser peligrosas a frecuencias altas (14-18 Hz.). Difícilmente se alcanzan este
tipo de frecuencias en ningún tipo de TS. Las vibraciones se pueden reducir de
las siguientes formas:
• Vehículos de TS en
perfecto estado mecánico.
• Suspensión adecuada y en
perfecto estado.
• Utilización de camillas
flotantes.
• Inmovilización del
paciente con colchón de vacío.
II.5. TEMPERATURA.
La hipotermia e
hipertermia provocan alteraciones fisiológicas en el organismo. La hipotermia,
a la que es especialmente sensible el paciente traumatizado expuesto al aire
ambiente, puede provocar desde escalofríos hasta colapso vascular. La
hipertermia provoca 8 vasodilatación periférica y alteraciones metabólicas por
aumento de la sudoración. Todo esto se puede evitar:
• Sistema de
acondicionamiento de aire en el vehículo de TS.
• Uso de mantas
térmicas.
• Evitar, en lo
posible, la exposición de los vehículos de TS al frío o al calor.
II.6. TURBULENCIAS.
Son provocadas por
el aire que atraviesa el vehículo de TS aéreo. Origina sacudidas bruscas que
pueden ser fuente de errores de monitorización y malfuncionamiento; además de
convertir al paciente, personal acompañante y materiales en verdaderos
proyectiles. Todo ello se evita con un buen sistema de fijación que mantenga
sujetos a personas y material.
II.7 ALTURA.
Disminución de la presión
parcial de oxígeno y descenso de la presión atmosférica determina los efectos
fundamentales que la altura provoca en el que vuela. Los helicópteros suelen
volar por debajo de alturas a las que se producen alteraciones significativas
como consecuencia de la disminución de la presión parcial de oxígeno ó del
descenso de la presión ambiental. Los aviones, aunque vuelan a alturas
elevadas, suelen estar dotados de sistemas de presurización que contrarrestan
en parte a estos factores.
La HIPOXEMIA
Es el mayor reto de
cualquiera que vuela. Los efectos fisiológicos de ésta se producen a partir de
los 1000 m. Entre ellos destaca el aumento del gasto cardiaco e
hiperventilación refleja, alcalosis respiratoria, tetania e inconsciencia. Así,
pacientes con Insuficiencia respiratoria ó cardiaca, Hipovolemia, Anemia,
Shock, etc. Se pueden desestabilizar. Como medida fundamental modificaremos la
Fi O2 monitorizando la presión parcial de O2 mediante pulsioximetría.
Los cambios de
PRESIÓN que acompañan a los cambios de altitud pueden afectar a pacientes
y a un gran número de aparatos médicos.
La presurización de las
cabinas permiten realizar un vuelo confortable a alturas elevadas, pero
normalmente no mantienen una presión equivalente a la del nivel del mar, de
manera que un descenso de presión produce un aumento del volumen de los gases,
expandiéndose, pudiendo provocar expansión de cavidades (empeoramiento de
Neumotórax ó Neumomediastino, agravamiento de íleos, dilatación gástrica,
etc.). También hay que tener en cuenta a pacientes 9 a los que se le ha
realizado una exploración que utiliza gas como contraste, recientemente,
desaconsejándose el traslado por aire en este caso. Sobre el material se
producen cambios de diferente naturaleza:
• Aumento de presión en
sistemas de neumotaponamiento, sondajes y tubos endotraqueales; por lo que se
aconseja hincharlos con suero fisiológico y no con aire.
• Disminuye el ritmo de
perfusión de sueros, por lo que es conveniente la utilización de bombas de
infusión.
• Disminución de la consistencia
de los sistemas de vacío, por lo que habrá que controlar la dureza de forma
periódica.
• Aumento de la
consistencia de los sistemas de hinchado, desaconsejándose su uso.
• Los sistemas de
aspiración continua, como el Pleur-Evac, se pueden afectar, por lo que habrá de
conectarlos a baja presión.
III VALORACIÓN Y
ESTABILIZACIÓN PREVIA AL TRANSPORTE DEL PACIENTE CRÍTICO.
Anteriormente al año 1980,
en España se venían realizando los transportes sanitarios, tanto primarios como
secundarios por voluntarios sin formación específica alguna, y es a partir de
esa época cuando se vienen incorporando equipos especializados en la atención a
pacientes críticos, todo esto corroborado por diversos estudios sanitarios en
el ámbito de las emergencias, que demuestran sin lugar a dudas la necesidad de
estabilizar al paciente previamente al traslado para prevenir complicaciones
durante el mismo y al mismo tiempo llegar en mejores condiciones a los centros
hospitalarios para su posterior tratamiento. Por estabilización se entiende:
• la puesta en marcha de
todas las acciones protocolizadas de soporte hacia la persona críticamente
enferma o /y traumatizada con el fin de mantener y/ restaurar las funciones
vitales.
• Acciones de carácter
imprescindible y necesarias realizar antes de iniciar el traslado
• Realizadas de forma
rápida y al mismo tiempo eficaz. Dado el orden secuencial de las actuaciones de
un equipo de emergencia ante la estabilización y posterior traslado de un
enfermo crítico, las mismas se dividirán en tres etapas:
III.1. VALORACIÓN GENERAL.
Como es obvio, el paciente
crítico puede serlo por muy diversos motivos, pensemos en un politraumatizado,
un I.A.M., abdomen agudo y un largo etcétera, por lo que en un primer tiempo
nos interesará conocer el estado general del paciente, la patología que
presenta y el soporte asistencial y necesidades de monitorización que preveamos
va a necesitar para ejecutar el traslado . Por todo ello necesitaremos una rápida
valoración de las funciones vitales, así como su preservación ó restitución,
tal y como se nos enseña en otro apartado del presente libro (R.C.P. avanzada).
A modo de recordatorio y redundando en el tema, seguiremos los siguientes pasos:
• A. Vía aérea con ó sin
control de la columna cervical, según el caso. • B. Control de la ventilación y
respiración • C. Control de las hemorragias y soporte circulatorio. • D. Examen
neurológico
• E. Exposición del
paciente con prevención de hipotermia si fuese necesario. Insistir en la
necesidad de seguir los pasos de forma secuencial sin saltarse ninguno de
ellos, hasta que no concluyamos el inmediatamente anterior
III.2. VALORACIÓN DETALLADA
Tendrá como objetivo esta
fase el reconocer de forma sistemática y completa al paciente para poder
detectar cualquier problema añadido, ya sea actual ó de sus propios
antecedentes que pudieran complicarnos al estabilización inicial del paciente.
Conoceremos en profundidad la historia clínica del paciente, intentando recabar
toda la información posible de familiares y/o amigos presentes, así como los
tratamientos y últimos controles analíticos o electrocardiográficos si los
tuviese. Constará de una anamnesis y una completa exploración física En esta
fase registraremos en nuestra historia clínica todos aquellos datos, valores
analíticos y parámetros obtenidos durante nuestra intervención con el paciente.
Revisaremos todas las medidas de soporte iniciadas con el paciente,
circulatorias, respiratorias, catéteres, vías, tipo de fluidos, medicación,
etc. Se completará la valoración con el examen del estado neurológico y con la
previsión de si tiene o no necesidad de sedación.
11 III.3. PREPARACIÓN
Adecuación del enfermo
antes de iniciar el traslado, entendida como un correcto manejo del paciente
hacia el interior del habitáculo de la ambulancia, situándolo en la posición
más adecuada y procurando la máxima inmovilización cuidando sobremanera, todas
aquellas vías, sondas y demás material que porte el enfermo, evitando que pueda
sufrir cualquier extubación y/o retirada accidental de alguno de los
accesorios, además de colocar y conectar todos los aparatos a sus fuentes de
energía y transferencia del paciente desde nuestra unidad asistencial hasta la
ubicación al centro hospitalario , incluyendo, una detallada y completa
información de la historia clínica de urgencias, así como de la historia
personal del paciente, incidencias durante el traslado y medicación y demás
soporte instrumental suministrado durante el traslado.
IV CUIDADOS DURANTE EL
TRANSPORTE. TRANSFERENCIA AL HOSPITAL.
Esta fase comienza cuando
se tiene al paciente de forma estable para realizar el viaje hacia el centro
hospitalario donde vayamos a hacer la transferencia, por lo que iniciamos la
movilización hacia el habitáculo de la ambulancia ( si es que no estábamos
previamente en su interior), siendo realizada siempre bajo la estricta
supervisión de personal cualificado y experto, que decidirá en cada una de las
situaciones la forma ideal de colocación del paciente, dependiendo de su
situación clínica, dado que no es lo mismo trasladar a un paciente crítico con
síntomas de insuficiencia cardiaca, que a otro con síntomas de una
insuficiencia respiratoria ó un politraumatizado por poner algunos ejemplos. Para
traspasar al paciente desde el lugar donde el equipo sanitario estuviese
actuando hasta la ambulancia, optaremos por:
• la camilla de tijeras si
se trata de un politraumatizado ( que no se retirará hasta la transferencia en
el hospital de destino) ó por
La sujeción del paciente
en una sábana resistente La colocación del paciente variará según su situación
clínica, eligiendo la posición más favorable:
• Decúbito supino con
tronco incorporado(90º), en casos de insuficiencia respiratoria.
• Decúbito supino
con piernas elevadas (Trendelenburg), en casos de hipotensión y shock •
Decúbito supino con piernas en un plano inferior al de la cabeza
(antitrendelenburg), si se sospecha hipertensión intracraneal y en casos de
T.C.E.
• Decúbito supino con
tronco semiincorporado(45º) en paciente sin las alteraciones clínicas vistas en
los demás apartados, -paciente standard-
• Decúbito lateral
izquierdo,, en gestantes a partir del 6º mes
• Decúbito supino puro,
sin almohadas ni elevaciones, en todo paciente traumatizado
• Sentado en pacientes con
disnea de origen cardiaco (I.C. ó E.A.P)
• Decúbito lateral
en posición de seguridad, en pacientes con bajo nivel de conciencia, ó con
presencia de vómitos continuos.
• Decúbito supino con colocación
de una almohada ó similar bajo las rodillas, en casos de sintomatología
abdominal
• Posición genupectoral,
en aquellos caso de parto con problemas del cordón umbilical.
Una vez que tengamos al
paciente en su posición ideal para realizar el traslado dentro del habitáculo
de la ambulancia comprobaremos rigurosamente, paso a paso cada uno de los
accesorios que tenga el mismo con objeto de asegurar y fijar todos aquellos
elementos ajenos al paciente y que pueden movilizarse durante la marcha:
• Fijar la camilla en su
rail correspondiente.
• Fijar los equipos de
infusión y fluidoterapia en los soportes correspondientes, verificando su
permeabilidad
• Colocar los equipos de
monitorización y ventilación en sus soportes correspondientes, bien sujetos y
siempre a la vista
• Comprobar permeabilidad
y estabilidad de tubo endotraqueal (si hubiera), asegurándonos de su sujeción y
de la conexión a la fuente de oxígeno, comprobando al mismo tiempo el
funcionamiento de la bombona de oxígeno así como de su capacidad
• Comprobar los tubos de
drenaje, tanto vesical como nasogástrico, fijándolos con seguridad para evitar
su salida durante el traslado; la sonda vesical la fijaremos en la pierna del
paciente para evitar tracciones involuntarias y la sonda nasogástrica deberá
fijarse al tubo endotraqueal si lo tuviera ó a la nariz. Además deberán ser
sustituidas 13 las bolsas recolectoras con objeto de facilitar la medición
antes de llegar al centro de transferencia.
Debemos tener en cuenta
que una vez que comencemos la marcha hacia el hospital de referencia el
paciente recibirá los mismos cuidados que pudiera recibir en cualquier centro
hospitalario, tratándose como es el caso de pacientes críticos, por lo que
tendremos que mantener las medidas de monitorización, vigilando, controlando y
modificando si fuera necesario, así como manteniendo todo el soporte
terapéutico que hubiéramos iniciado, llegando incluso a detener la marcha de la
ambulancia las veces que consideremos necesarias en aras a conseguir una mayor
estabilización del paciente ó para iniciar cualquier procedimiento terapéutico
que requiera inmovilidad del vehículo Como norma muy general podríamos decir,
que en todo paciente crítico que vayamos a trasladar deberemos vigilar :
• Monitor E.C.G.,
seleccionando aquella derivación donde mayor amplitud observemos en la onda P.
• Tensión arterial,
con aparatos automáticos a ser posible
• Diuresis • Balas
de oxígeno y conexiones
• Saturación arterial de
oxígeno mediante el Pulsioxímetro
• Líquidos administrados
(a ser posible en envase de plástico ya que en caso de necesitar un mayor
aporte podremos aumentar el flujo mediante compresión, y no producirían daño en
el hipotético caso de caída accidental sobre el enfermo
• Vías canalizadas(fijando
con venda al brazo y usando llave de tres pasos, para facilitar la
administración de medicamentos IV directos), catéteres
• Monitorización
respiratoria, en caso de paciente intubado, vigilaremos frecuencia
respiratoria, volumen tidal, FIO2 , PEEP, y mezcla o no de aire.
Cada uno de los problemas
que pudieran surgir durante el traslado serán tratados de forma independiente
en otros apartados de éste libro, como por ejemplo, las maniobras de RCP en
caso de parada cardiorrespiratoria, ó arritmias ó broncoespasmos y todo el largo
etcétera que puede surgir en la patología de urgencias. De destacar la
labilidad térmica del neonato, por lo que se hace imprescindible el traslado en
incubadora, aún no siendo prematuro, controlando de forma obligada la
temperatura de la incubadora y del niño.
En cuanto al tipo de
conducción que debemos prever durante el traslado variará igualmente en función
al tipo de enfermo que llevemos, ya que en algunos casos será necesario
realizarlo a mayor velocidad de lo habitual, como por ejemplo en aquellos casos
de necesidad de procedimientos quirúrgicos urgentes, mientras que en otros
deberemos eludir las sacudidas y la megafonía, en todo caso este apartado
deberá ser conocido por el equipo e informado al conductor del tipo de
conducción que deseamos. Todas las maniobras realizadas, medicamentos
administrados, curas, vendajes, parámetros de ventilación, es decir todo lo
realizado con el paciente así como las incidencias dignas de reseñar deberán
ser registradas en una hoja a tal efecto, se denomine hoja de traslado, hoja
clínica o ficha básica de emergencia, con objeto de facilitar la transmisión de
la información con el servicio médico receptor del paciente.
De la misma forma resulta
necesario mantener una comunicación con el centro coordinador de emergencias
informando de todas las incidencias del traslado, así como de las consultas
necesarias y de todo aquello protocolizado en los servicios de emergencia
extrahospitalarios y que es motivo de otro capítulo. A reseñar que mientras
efectuamos las transmisiones deberemos preservar la intimidad del paciente y
evitaremos todo comentario ó juicio de valor que pudieran afectarle de alguna
manera.
La transferencia del
paciente termina cuando éste se encuentra en la cama del hospital habiendo
entregado y explicado al médico receptor toda la información de que disponemos
y dicho médico se haga responsable de él.
A modo de resumen
reseñar del transporte del paciente crítico lo siguiente:
• Medio adecuado
según las circunstancias
• Con personal
cualificado
• Que mantenga de forma
ininterrumpida los cuidados que el paciente requiere
• La ruta a seguir
será la mas accesible, segura y confortable(No la mas corta) El centro de
destino será identificado como centro útil para ese enfermo según su patrón
lesional
15 BIBLIOGRAFÍA 1. Márquez
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